Relato: Deliciosa despedida de soltera



Relato: Deliciosa despedida de soltera


Deliciosa despedida de soltera



Me casaba una semana m�s tarde. As� pues entre mis amistades
prepararon una fiesta sorpresa de la cual no me olvidar� mientras
viva.................




Me casaba una semana m�s tarde. As� pues entre mis amistades
prepararon una fiesta sorpresa de la cual no me olvidar� mientras viva. Antes de
nada empezar� el relato de lo que ocurri� present�ndome para que me conozc�is
mejor.


Mi nombre es Carolina y tengo 28 a�os. Llevaba cinco a�os
saliendo con mi novio Enrique el cual es tres a�os mayor que yo. Nos quer�amos
mucho y finalmente decidimos que ya era hora de casarnos. Enrique es muy
religioso y me dijo que deseaba que nos cas�ramos en la ermita del pueblo de sus
padres. A mi la verdad es que no me hac�a mucha gracia la idea pero finalmente
acced� para evitar problemas entre nosotros. Yo hubiese preferido llevar a cabo
una ceremonia civil ya que no me convencen los dogmas cat�licos.


Soy una chica morena de cabello largo y lacio que me cae por
la espalda. Los ojos son marr�n oscuro y bastante grandes. De cuerpo no estoy
nada mal ya que soy bastante alta pues llego al 1.67 m y peso 56 kg. Uso una
talla 95 de pecho el cual se conserva bien duro y que pone card�aco a Enrique
cuando me lo chupa. En cuanto al pompis os dir� que es la parte de mi cuerpo de
la que me siento m�s orgullosa y que despierta mayores alabanzas entre los
hombres que se cruzan conmigo. Ello hace que Enrique se ponga furioso ya que no
es algo que le haga mucha gracia el ver c�mo al resto de hombres se les cae la
baba cuando me ven. En dichas ocasiones trato de cambiar de tema para conseguir
que Enrique piense en otra cosa para as� lograr que se calme.


Se acercaba el momento m�s deseado por ambos. Ninguno de los
dos er�mos v�rgenes pues hab�amos tenido parejas antes de conocernos. Yo perd�
la virginidad con un antiguo novio que tuve a los dieciocho a�os y con el que
romp� al enterarme que estaba enrollado con otra chica del barrio. Tiempo
despu�s conoc� a Enrique y me enamor� locamente de �l.


Trabajo en una gestor�a desde hace tres a�os en la cual me
encuentro bastante a gusto. Me gusta el trabajo que hago y el sueldo que cobro
no est� mal dentro de lo que cabe. Una de las compa�eras del trabajo es una
amiga de la infancia con la que estudiamos juntas y gracias a la cual encontr�
el trabajo. Me dijo que hab�a una plaza libre en la gestor�a en la que trabajaba
y que necesitaban una chica con urgencia. As� pues me present� a la entrevista
siendo admitida a los pocos d�as.


Mi amiga se llama Silvia y nos conocemos desde peque�as tal
como dije. Junto a mi hermana Luisa y a otras compa�eras de trabajo me
comentaron si me apetec�a que me preparasen una fiesta de despedida de soltera.
Ser�a el s�bado anterior a la boda y se celebrar�a en la casa que poseen los
padres de Silvia a las afueras de la ciudad. Sus padres marchaban unos d�as a
ver a los abuelos de Silvia y as� aprovech�bamos que la casa estaba libre para
celebrar la fiesta de despedida. No supe qu� decir pues no sab�a si a Enrique le
har�a gracia la idea pero finalmente se lo coment� y me dijo que sus amigos
hab�an tenido la misma idea. As� pues llam� a Silvia y le dije que estaba lista
para la fiesta sorpresa. No pude resistir la tentaci�n y le pregunt� si pod�a
decirme algo sobre la fiesta que pensaban hacerme pero Silvia me dijo con una
sonrisa enigm�tica:




Tranquila Carolina, tan solo te pido que tengas paciencia
durante la semana que queda hasta el s�bado pr�ximo. Lo �nico que te puedo
decir es que ser� la mejor fiesta que hayas tenido nunca. Ser� algo
inolvidable que recordar�s toda tu vida.




Durante toda la semana estuve nerviosa intentando imaginar lo
que pod�an querer decir las palabras de mi amiga Silvia. Intent� sonsacarle algo
a mi hermana Luisa pero tampoco consegu� nada. Mi hermana Luisa tiene 23 a�os y
es algo m�s baja que yo pues mide 1.60 m y es morena como yo. Llevaban todos los
preparativos de la fiesta en un perfecto silencio y misterio con lo cual no pude
conseguir ning�n tipo de informaci�n sobre lo que se estaba cociendo.


Dos d�as antes del s�bado indicado me encontraba tomando una
cerveza con mis compa�eras de trabajo cuando lleg� mi hermana Luisa y se sent�
junto a nosotras. Seguimos con la conversaci�n que est�bamos manteniendo hasta
entonces pero de pronto cambiaron de tema pasando a hablar de la fiesta del
s�bado. Silvia me coment� que me vistiese de forma elegante ya que hab�an
quedado todas ellas en vestir de forma un tanto fina. Me dijeron que me vistiese
con alg�n vestido o con alguna blusa de las que ten�a en el armario. Me dijeron
que hab�an quedado en que ninguna fuese vestida de forma deportiva o informal.
Nos despedimos quedando para vernos el s�bado a las 10 de la noche.


La tarde de aquel s�bado estuvimos mi hermana Luisa y yo
removiendo el armario buscando el modelo adecuado para asistir a la fiesta. Tras
estar dos horas visti�ndonos y desvisti�ndonos al fin Luisa se decidi� por un
vestido mio de color rojo de tirantes el cual le quedaba mejor a ella que a mi
ya que lo ten�a desde hac�a dos a�os y ya no me quedaba como cuando lo compr�.
Era un vestido rojo de tirantes con gran escote que le marcaba el canalillo de
sus pechos. Se cerraba por detr�s con cremallera a todo lo largo de la espalda.
Dicho vestido marcaba de forma escandalosa las caderas de mi hermana haci�ndola
muy apetitosa para cualquier hombre. S� que Luisa provocaba grandes erecciones
en diversos muchachos al cruzarse con ella. Finalmente le dije que no se pusiera
sujetador ya que le quedar�a mal con aquel vestido. Al subirle la cremallera y
volverse me fij� en el modo como se marcaban los pezones de Luisa a trav�s de la
tela del vestido. Como calzado eligi� unas sandalias negras de alto tac�n que la
hac�an parecer un bomb�n. Yo, por mi parte, eleg� un conjunto de blusa blanca
con dos botones desabotonados junto a un pantal�n negro de vestir y unas botas
blancas de tac�n alto que me hab�a regalado Enrique.


Cogimos el coche y nos dirigimos a casa de Silvia tardando
una media hora en llegar. Luisa me coment� que me tranquilizase ya que me ve�a
nerviosa. Le dije que nunca hab�a recibido una fiesta con motivo de mi despedida
de soltera y que estaba ansiosa por descubrir lo que me hab�an preparado. Mi
hermana ri� a carcajadas y me dijo que pronto ver�a la sorpresa que me ten�an
reservada.


Al llegar a casa de Silvia est� nos recibi� en el recibidor
con un vestido esplendoroso. Llevaba un vestido gris plata de tirantes con
escote en pico el cual dejaba toda la espalda desnuda hasta encima de sus
nalgas. El vestido le llegaba a medio muslo y mostraba parte de las piernas y la
otra parte se encontraba cubierta por unas botas negras de ca�a de alto tac�n
que le llegaban hasta las rodillas. Debo reconocer que si hubiese sido un hombre
la hubiera atacado aquella noche. Llevaba su rubio cabello recogido en una
coleta. El resto de chicas me recibieron con gritos de j�bilo al entrar al sal�n
jale�ndome y felicit�ndome efusivamente. El sal�n se encontraba lleno de globos
y al entrar mis compa�eras me llenaron de confeti. Fui bes�ndolas una a una y
empezamos a picotear del aperitivo que hab�an preparado. Las chicas me dijeron
que la futura novia estaba muy guapa y que esperaban que aquella noche lo pasara
lo mejor posible ya que no todos los d�as se casa una. Les agradec� sus deseos
amablemente.


Tras acabar de cenar, Silvia puso m�sica en el equipo y
empezamos a bailar todas juntas. Me acerqu� a Silvia y a Luisa y les dije que me
dijeran cual era la sorpresa que me ten�an reservada. Ambas rieron y me dijeron
que esperase un poco m�s que enseguida sabr�a de qu� se trataba. Llegaron las
doce y son� el timbre de la puerta. Silvia fue a abrir y apareci� un muchacho
vestido de bombero preguntando d�nde estaba la chica de la fiesta. Me atragant�
al oir aquellas palabras y entend� de golpe cual hab�a sido la sorpresa que me
hab�an preparado mis amigas. Estas empezaron a gritar como locas al entrar el
chico en la casa. Se trataba de un chico de unos 24 a�os el cual debo reconocer
que me gust� mucho. Mis amigas le dijeron que la afortunada de aquella noche era
yo y el muchacho se acerc� a mi y me ofreci� sus labios d�ndome un suave beso en
los mios. Yo estaba hechizada por ese hombre. Hab�a o�do el tema de los
strippers que se alquilaban para aquellas ocasiones pero no llegu� a pensar que
mi hermana y Silvia me montasen semejante fiesta.


El chico era alto y musculoso. Medir�a sobre 1.80 m y la
verdad es que estaba para com�rselo. Nos dijo que se llamaba Ronald y que era
holand�s. Era rubio y con bigote el cual le hac�a muy sexy e interesante. Lo que
m�s destacaba de �l era el torso que cubr�a el uniforme de bombero que llevaba.
Re� al imaginar la aventura del bombero reg�ndome con su manguera. Imagin� c�mo
deb�a ser su manguera y me humedec� al momento. Ronald me hizo sentar en una
silla en medio del sal�n y le dijo a Silvia que pusiera m�sica que me iba a
ofrecer un striptease. Todas las chicas corearon el nombre de Ronald al un�sono
y de repente el equipo de m�sica inici� los compases de una conocida canci�n.
Aquel muchacho empez� a bailar delante mio de forma suave y sensual movi�ndose
voluptuosamente alrededor mio y acariciando mi cuerpo con sus manos. Intent�
lanzarme a por �l pero no me dejo dici�ndome que me dejase llevar que quien
dirig�a era �l.


Silvia lanz� un silbido al ver como Ronald se despojaba de la
parte superior del uniforme dejando a la vista unos pectorales que me hicieron
perder el sentido. Si Enrique me hubiese visto en ese momento seguro que no nos
cas�bamos. Ronald me cogi� las manos y me hizo acariciarle por encima de sus
pezones y haci�ndome bajar a lo largo de su torso hasta llegar encima del
pantal�n y volviendo a dirigir mis manos hacia arriba. Se dirigi� a Luisa y le
hizo agarrarle los pantalones y estirar de ellos quit�ndoselos de golpe tras lo
cual el sal�n se convirti� en una locura global. Aquel muchacho apareci�
cubierto tan solo por un tanga blanco que dejaba al descubierto unas nalgas
totalmente depiladas. Bajo el tanga mostraba un bulto de proporciones soberbias.
Deb�a ser mucho m�s grande que la de Enrique. Moj� mis labios con mi lengua y
dicho gesto fue observado por Silvia la cual me gui�� un ojo humedeciendo
igualmente sus labios. Aquella fiesta estaba tomando unos derroteros muy
interesantes.


Aquel muchacho se dirigi� hacia mi y se sent� sobre mis
rodillas de cara hacia mi. Me cogi� las manos y las llev� hacia sus nalgas
haci�ndome agarrarle con fuerza. Evidentemente no pensaba negarme ante semejante
oferta. Empez� a mover las nalgas sobre m� y acerc� su cara dirigiendo su boca
hacia mi oreja empezando a lamerla con sus labios y su lengua haciendo que mi
piel se erizara con sus caricias. Chup� el l�bulo de mi oreja haci�ndome
enloquecer de placer. Deseaba dirigir mi mano hacia su paquete pero aguant� la
tentaci�n recordando sus palabras y esperando el momento adecuado. Aquel bulto
me llamaba enormemente la atenci�n. Jam�s hab�a visto un miembro semejante.
Menudo pedazo de carne ten�a ese cabr�n. Ronald debi� adivinar mis lujuriosos
pensamientos pues se levant� de encima de mis rodillas y se situ� ante mi rostro
ofreci�ndome la visi�n de su entrepierna cubierta por el tanga. Las chicas nos
jalearon anim�ndonos a lanzarnos al vac�o. Escuch� a mi hermana Luisa dici�ndome
que le bajase el tanga y que les ense�ase lo que le colgaba entre las piernas a
ese guapo bombero holand�s. Los gritos en el sal�n eran ensordecedores, todas
las chicas se encontraban en un estado de enajenaci�n incre�ble esperando que
ambos nos lanz�semos a una espiral de sexo y vicio.


En aquellos momentos tan solo exist�amos aquel guapo muchacho
y yo. No me acordaba ni de mi futuro esposo, ni de mi hermana ni de mis amigas.
Ronald me agarr� los pechos a trav�s de la tela de la blusa acarici�ndomelos por
encima del sujetador. Me hizo despojarme del sost�n para as� facilitarle la
tarea de sus manos sobre mis endurecidos senos. Me hallaba totalmente cachonda
gracias a ese hombre que me enloquec�a por momentos. Los pezones se me pusieron
duros al notar como me los acariciaba con las yemas de sus dedos. Ronald me
ofreci� sus labios y su lengua y nos dimos un beso de tornillo juntando nuestras
lenguas y traspas�ndonos nuestras respectivas salivas.


La canci�n termin� dando inicio a otra nueva de ritmo m�s
sensual. Ronald se separ� de m� dej�ndome caliente perdida y Silvia se dirigi�
al piso superior hasta llegar a la puerta de la habitaci�n de sus padres
haciendo salir a un muchacho de color de complexi�n fuerte. El chico iba vestido
con un uniforme de polic�a de motorista con un casco blanco, llevaba gafas de
sol negras y un uniforme negro de camisa y pantal�n y botas negras. Silvia se
dirigi� al auditorio dici�ndonos que nos presentaba a Peter, un amigo americano
que hab�a sido especialmente invitado a la fiesta. Por su parte, mi hermana
entr� al ba�o y al minuto apareci� agarrada de la cintura con otro chico vestido
con ropa de gimnasio. Silvia y Peter bajaron las escaleras cogidos de la mano y
se unieron a Luisa y al otro chico dirigi�ndose los cuatro hacia m�. Yo estaba
totalmente alucinada abriendo los ojos como platos ante semejantes tios. Las
chicas rieron como locas. Silvia se acerc� a m� y me dijo que me daban a elegir
a uno de los tres chicos para que pasase la noche con �l que mientras ellas se
divertir�an con los dos restantes. Hubo gritos de j�bilo y la locura se hizo
colectiva ante la perspectiva que se nos presentaba aquella noche.


Se respiraba sexo por los cuatro costados de aquella casa y
todos los presentes lo sab�amos. Yo de momento no sab�a con cual de los tres
chicos quedarme. Estaba dispuesta a follar con cualquiera de ellos sin acordarme
para nada de Enrique. Enseguida los dos nuevos muchachos empezaron a bailar en
medio de todas nosotras movi�ndose al ritmo salsero de la m�sica. El polic�a se
quit� el casco y las gafas lentamente mientras el gimnasta se acariciaba
voluptuosamente por encima de la camiseta gris de tirantes que cubr�a su pecho
musculoso. Yo les ve�a bailar sentada en la silla mir�ndoles hipnotizada cuando
Peter se situ� ante m� invitando a su amigo a que me agarrase por la espalda
mientras �l inici� un movimiento tremendamente sexual con su pelvis ante mis
asombrados ojos. Ambos invitaron a Luisa y a Silvia a unirse a nosotros y a que
les acariciasen sus preciados cuerpos. Ellas no se hicieron de rogar y vi como
Silvia ofrec�a sus labios a aquel guapo polic�a y como este introduc�a su h�meda
lengua en el interior de la boca de mi amiga. Bailaron pegados como lapas ante
el p�blico presente aprovechando ambos para rotar sus respectivos vientres en el
del otro. Al separarse, Silvia agarr� con sus dedos los laterales del pantal�n
del negro despoj�ndole de golpe del mismo. A continuaci�n agarr� la camisa y la
abri� de cuajo rompiendo los botones y dejando el pecho del muchacho
completamente desnudo. Por su parte, Luisa se encontraba agarrada al otro
muchacho abraz�ndole por la espalda. Le ayud� a despojarse de la sudada camiseta
y despu�s se arrodill� tras las nalgas del chico y le agarr� del pantal�n por la
cintura tirando de �l hacia abajo y dej�ndolo cubierto tan solo por un tanga
rojo. Mi hermana empez� a mordisquear las nalgas de aquel macizo stripper y de
repente dirigi� una de sus manos hacia la parte delantera del muchacho empezando
a acariciarle el paquete a trav�s de la tela del tanga. Aquel bulto no tard� en
ponerse en forma creciendo de forma considerable. El ambiente ya estaba
totalmente caldeado y todos nos encontr�bamos dispuestos a cualquier cosa.


Ronald y Peter se dirigieron hacia m� cogi�ndome ambos por la
cintura y apret�ndose contra mi figura. Not� como sus pollas se apretaban contra
mi pubis y mis nalgas rot�ndolas de forma sensual y notando como crec�an sin
parar. Mientras tanto Silvia y Luisa ayudaron al otro chico a sentarse en el
sof� y le despojaron del tanga haciendo aparecer un pene bien grande y duro que
hizo que nos moj�semos todas las presentes en aquella fiesta. Silvia agarr�
aquel ariete con una de sus manos y lo llev� hacia su boca trag�ndoselo de golpe
y empezando a succionarlo sin parar. La fiesta hab�a llegado a un punto del que
no hab�a posible retorno. Me qued� alucinada viendo como Silvia se com�a aquel
poderoso miembro chup�ndolo por todos los rincones. Jam�s hab�a visto a Silvia
follando con ning�n chico y debo reconocer que la situaci�n me estaba
produciendo un morbo incre�ble. Silvia ofreci� aquel tesoro a mi hermana la cual
se qued� admirando aquella polla con cara de lujuria y de pronto acarici� el
glande amoratado de aquel muchacho con la punta de su lengua pasando a recorrer
toda la longitud de aquel miembro ensaliv�ndolo por completo.


Yo, mientras tanto, besaba con pasi�n al guapo muchacho de
color al cual me entregaba entre sus brazos al tiempo que Ronald apretaba su
dura verga contra mis nalgas. Me agach� ante ellos chupando sus respectivas
pollas cubiertas por los tangas que portaban. Agarr� ambos tangas y los baj� de
golpe haciendo aparecer dos morcillas fenomenales ante las que me qued� con la
boca abierta y los ojos fuera de sus �rbitas. Ambos miembros eran de dimensiones
extraordinarias. El de Ronald alcanzar�a los veinte cent�metros y ten�a un gran
grosor. El del polic�a me aterroriz� solo de verlo. Jam�s hab�a tenido en mis
manos algo semejante. Era una estaca de unos veinticinco cent�metros la cual
imagin� que me destrozar�a cuando me traspasase. Me lanc� a por ellas
succion�ndolas alternativamente aunque mi boca no daba abasto con ambas pollas.
Aun as� finalmente consegu� tragarme por completo el nabo de aquel negrazo
llegando a tocar la garganta con la punta de su glande. Aun no me explico c�mo
consegu� hacerlo. Lam� aquella rica banana a lo largo de ella notando las venas
llenas de sangre que bombeaba desde su cerebro.


Ronald se coloc� entre mis nalgas y empez� a chuparme el
ojete consiguiendo sacarme un gemido de placer. Humedeci� mi entrada posterior y
despu�s su lengua se hizo m�s ambiciosa penetrando en el interior de mi ano. Me
estaba volviendo loca de placer. Estaba segura que aquellos cabrones deseaban
sodomizarme. Jam�s lo hab�a probado con Enrique pero en aquellos momentos sab�a
que no ser�a capaz de negarme a pasar aquella dura prueba. Lo que aun no sab�a
es quien de ellos ser�a el afortunado. Gracias al estado de enajenaci�n en que
me hallaba debido a las caricias anales que soportaba, mi mano y mi boca
alcanzaron una velocidad de v�rtigo y de repente mi amante de color me apart� de
�l y descarg� toda su leche esparci�ndola en toda mi cara y llegando algunos
goterones hasta el cabello.


Gir� la vista al escuchar los gritos que lanzaba Silvia. La
escena que presenci� casi me hace correr. El tercer chico ten�a apoyada a Silvia
de espaldas a �l con las manos sujetas al respaldo del sof� mientras mi amiga
ten�a ante su boca el co�o ofrecido de mi hermana a la cual le estaba comiendo
toda la fruta de la pasi�n. No imaginaba que a mi hermana le gustasen las
mujeres. El muchacho follaba con fuerza a Silvia clav�ndole todo su pene hasta
el fondo. La ten�a bien abierta de piernas y la sujetaba de las caderas
traspas�ndola con gran virulencia. Silvia introdujo uno de sus dedos en el ano
de mi hermana la cual se quej� fuertemente ante dicha acometida.


Peter me separ� de Ronald llev�ndome con �l. Estaba entregada
a aquel hombre de �bano el cual me atemorizaba con su mirada. En aquel momento
era mi due�o. Me cogi� de las piernas y me gir� por completo coloc�ndome boca
abajo situando mi cara ante su poderoso m�sculo sexual. El cabr�n ya se hab�a
recuperado pese a haberse corrido hacia poco tiempo. Aquella noche estaba
aprendiendo muchas cosas que seguramente nunca hubiese vivido con Enrique. Hacer
un 69 de pie me dio un v�rtigo y un morbo fenomenal. Me agarr� a la broca de
aquel tio y comenc� a com�rmela sin parar. Peter dirigi� su lengua hacia mi
cl�toris chup�ndolo sin descanso. A los dos minutos me hab�a corrido entre sus
labios ofreci�ndole todos mis jugos. El orgasmo que me sac� fue incre�ble. Tras
ese orgasmo me relaj� cruzando mis piernas tras su cabeza. Peter no mostraba
s�ntomas de cansancio teni�ndome sujeta entre sus brazos lo cual estaba
dispuesta a aprovecharlo. Me sent�a c�moda en aquella posici�n comi�ndome aquel
sabroso pl�tano de chocolate que me hipnotizaba. Me qued� adorando aquel glande
amoratado que me encantaba. Volv� a chupar su polla con ansia intentando
conseguir hacerle correr de nuevo. Deseaba sacarle toda su leche y esta vez no
pensaba dejar que se me escapase. Me iba a tragar toda su espesa vitalidad. Me
afan� en masturbarle chup�ndole la verga y mene�ndosela sin parar. Al tiempo
bajaba de vez en cuando hacia sus test�culos y se los lam�a para proporcionarle
mayor placer. Me introdujo dos dedos en mi ano mientras segu�a comi�ndome el
cl�toris haci�ndolo crecer sin remisi�n. De pronto aquel fuerte polic�a empez� a
temblar y se qued� parado de golpe corri�ndose sin parar. Me atragant� ante
aquella catarata que invad�a mi boca. Aquel negro expuls� semen en mi boca
durante treinta largos segundos. Cre� que no iba a acabar nunca. Sin embargo
logr� tragar todo aquel manantial sin desperdiciar ni una sola gota. No aguant�
m�s y me corr� entre sus labios llen�ndole la boca con mis jugos. Ambos quedamos
completamente saciados.


El espect�culo que ofreciamos al resto de invitados a la
fiesta era impresionante. Dos de las chicas se unieron entre ellas iniciando una
relaci�n l�sbica que hizo que nos hallasemos nuevamente preparados para el
�ltimo asalto. No me olvido del tr�o que manten�an Silvia y mi hermana con el
otro stripper y os dir� que el chico acab� explotando en la vagina de mi amiga
llen�ndola con su lefa. Mi hermana acab� chillando entre los labios de Silvia
con las caricias que esta le prodigaba.


Peter llam� a Ronald para que volviese a juntarse a nosotros.
Me acerqu� a Ronald y le agarr� la dura verga que ten�a e inici� unos lentos
movimientos sobre ella masturb�ndole con dulzura. Nos dimos un beso apasionado y
al separarnos le dije al o�do que se tumbase sobre al alfombra del sal�n que
deseaba montarme sobre �l. El chico sonri� y accedi� a mis ruegos tumb�ndose
boca arriba apuntando hacia arriba con su enhiesto m�stil. Me encantaba la
manguera que pose�a aquel guapo bombero. Le agarr� de la polla y me coloqu� a
horcajadas sobre �l apoyando el co�o sobre su poderosa cabeza y me acab�
sentando de golpe sobre Ronald. Lanc� un prolongado suspiro al notar como iba
entrando cent�metro a cent�metro en mi interior. Tras permanecer unos breves
segundos sinti�ndome taladrada por aquel chico apoy� mis manos sobre su pecho y
empec� a cabalgar sobre mi potente macho como una yegua enloquecida al tiempo
que Ronald me golpeaba las nalgas con las palmas de sus manos haci�ndome gritar.
A lo lejos o�a como Luisa se encontraba siendo follada por su acompa�ante el
cual la ten�a cogida en brazos apoyada en la pared y la sentaba sobre su verga
haci�ndola exhalar aut�nticos alaridos de j�bilo. Mi hermana cruzaba sus manos
tras el cuello de su amante sin dejarlo escapar y cruzaba las piernas tras las
nalgas del muchacho atray�ndolo hacia ella. Mi hermana le gritaba de forma
sofocada dici�ndole:




F�llame el culo cabr�n. Me encanta como me lo haces. Es
lo mejor que he sentido en toda mi vida. No te detengas ni un solo segundo,
por favor. Dios, es demasiado bueno para dejar que se acabe.




Ronald me ayud� a caer sobre su pecho con lo cual mostraba
mis nalgas en todo su esplendor. Peter se arrodill� tras de m� y chup� mi ano
d�ndome un beso negro de f�bula. Sab�a lo que aquello significaba y aunque
sent�a un pavor sin l�mites ante lo que se avecinaba, al mismo tiempo deseaba
ser ensartada por aquellos dos machos al mismo tiempo. Tras dejarme el ano bien
lubricado gracias a su saliva, Peter se aproxim� a mi oreja y me susurr� que me
relajase que todo ir�a bien. Que ellos se encargar�an de que disfrutase. Ronald
se qued� parado y Peter acerc� la punta de su lanza a mi esf�nter apoyando
aquella cabezota en la entrada. Aquellos dos cabrones me iban a destrozar por
dentro pero estaba dispuesta a pasar aquella dura prueba. El chico negro empez�
a introducir con suavidad el glande y me agarr� con las manos de las caderas.




Carolina bonita, ahora voy a penetrar tu estrecho
agujerito hasta que desees que no acabe nunca. Ser� la mejor experiencia de
tu vida. Es el punto culminante a esta bonita fiesta que te han preparado
tus amigas.




Tras aquellas palabras, Peter apret� fuertemente mis nalgas
hacia �l clav�ndome su enorme ariete en el culo. Chill� sin poder controlarme.
El dolor era insoportable. Aquello era excesivamente grande y fuerte para que mi
pobre culito lo cobijase. Me estaba quemando por dentro. Lloraba sin poder
aguantar el embate de aquel negro fabuloso. Peter golpeaba sus test�culos contra
mis nalgas. Por fin hab�a logrado alojar toda aquella tranca en mi dolorido
esf�nter. El chico se qued� quieto unos segundos para dejarme asimilar aquel
torpedo que me hab�a traspasado. Entonces Ronald empez� a rotar su pelvis
foll�ndome en el momento en que su amigo inici� un metesaca enloquecedor. Sent�a
en mi interior como ambas barras se un�an entre s�. Yo me acopl� al movimiento
de mis dos amantes rotando mi pelvis sobre las de ellas. El dolor dio paso a un
placer indescriptible. Ahora s� que me encontraba en la gloria siendo follada
por ellos. Los gemidos dieron paso a unos aullidos enloquecedores por mi parte.
Notaba como la carne de aquel negro llenaba mis intestinos sin remedio.




Cabrones me mat�is pero me haceis enloquecer. Me muero de
gusto con vosotros. Foll�is de maravilla. No deseo que esto acabe nunca.
Seguid as� y no pareis.




Sent�a que el orgasmo se aproximaba a pasos agigantados.
Deseaba retrasarlo lo m�s posible pero no lo logr�. Les dije que me corr�a y que
se viniesen conmigo, que me llenasen mis dos agujeros con sus calientes leches.
As� pues ambos aceleraron sus acometidas hasta quedarse parados en mi interior
exhalando gritos los tres al corrernos como aut�nticas bestias en celo.
Sud�bamos como animales y tardamos dos minutos largos en recuperarnos de aquel
�ltimo encuentro.




Carolina, ahora ya estas preparada para casarte con tu
futuro marido, me dijo Peter tras salirse de m�.


Tienes raz�n aunque ahora tengo aun m�s dudas de que
realmente desee casarme, le contest� sonriendo.




Mir� a Silvia y a mi hermana y vi como me saludaban estando
abrazadas a su ocasional amante.




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